La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo, una buena y balanceada nutrición, equilibrada y combinada con el ejercicio físico regular, es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental, y reducir la productividad, ser una persona sedentaria atrae consecuencias a largo plazo que pueden afectar de manera significativa tu cuerpo.
El propósito de nuestras orientaciones nutricionales radica en garantizar la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades que atacan al cuerpo humano que no tiene las defensas altas debido a una mala alimentación.
La alimentación debe ser equilibrada, no excesiva, el ser humano necesita la cantidad correcta de harinas, de proteínas, vitaminas e hierro para funcionar de manera adecuada y poder generar la energía suficiente para llevar a cabo las actividades diarias.
Un cuerpo mal alimentado no rendira en la vida cotidiana.
La práctica deportiva necesita de un cuerpo bien entrenado y nutrido, siguiendo las pautas generales de una alimentación bien equilibrada.
El objetivo de nuestra orientación nutricional deportiva es que los pacientes ingieran la energía necesaria proporcionada por ciertos alimentos para que puedan compensar los gastos, con el fin de mantener su peso corporal. Por ello generalmente un deportista debe comer más que una persona sedentaria de la misma edad, sexo y características físicas (talla, peso y constitución), pero siempre manteniendo las mismas porciones de carbohidratos, proteínas y grasas.
Una buena nutrición es un elemento fundamental a considerar en los casos de cáncer.
El cáncer y los tratamientos para combatirlo pueden cambiar la forma en la que los pacientes viven su alimentación, desde el sentido del gusto hasta la manera en la que su aparato digestivo procesa los alimentos, aumentando el riesgo de tener una mala nutrición. Los pacientes bien alimentados incrementan su fuerza, mejoran su estado de ánimo y tienen una mejor respuesta al tratamiento.
Observar buenos hábitos alimenticios es una parte indispensable tanto de la terapia como de la recuperación. Por ello es importante contar con la asesoría y el seguimiento de un experto en nutrición oncológica a lo largo de la enfermedad.